lunes, 10 de enero de 2011



De chica aprendí que no siempre son necesarias las palabras para comunicarse. Las palabras se pueden manipular, pueden perder su valor o tener demasiado. En cambio, el silencio es más noble. El silencio es algo que se puede compartir. El silencio es estar en control. El silencio es poder. Un día simplemente deje de hablar y descubrí que fue ahí cuando empezaron a escucharme mejor. Dicen que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios. Y yo nunca voy a ser esclava de nada.

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